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Cuando lo sostenible se vuelve insostenible: Aplazamiento Ultrabike

Artículo de opinión de Moisés Clavijo, director GradaCero

Cada fin de semana tenemos un amplio programa de actividades: fiestas populares, celebraciones nacionales (que ahora asumimos todas), conciertos, festivales y eventos deportivos. La oferta es tan variada que uno tiene que centrarse bien para no acabar en la Feria de Abril con el mono del Volcano Triatlón o presentarse en la salida de la Ultrabike con unas castañuelas… y sin bici. Bueno, si se hubiera celebrado la prueba deportiva, claro. Porque la fiesta, esa sí se celebró.

Ya hemos vivido lo sucedido este fin de semana, y una vez más hemos hecho el ridículo, tanto a nivel nacional como internacional. La Ultrabike, con diez años de historia, presentada en ferias por todo el continente, con el respaldo de las administraciones, entrega de dorsales incluida, se suspende a escasas horas de comenzar… porque no tenía autorización para celebrarse. Resultado: se cancelan los dos días de competición.

La organización ya ha explicado los motivos del aplazamiento, pero sigo sin comprender cómo algo así puede volver a ocurrir en una isla que presume —con orgullo y grandes campañas— de fomentar los eventos deportivos y el turismo activo. Estudios del propio Gobierno de Canarias destacan que el turista deportivo gasta más en destino y es especialmente respetuoso con el medio ambiente. Es decir, hablamos de un turismo sostenible, del que tanto se habla y al que tanto decimos aspirar.

Entiendo la necesidad de proteger nuestro entorno y la responsabilidad que implica vivir en una isla Reserva de la Biosfera. Pero lo que no entiendo es cómo no se revisan estas autorizaciones con mayor antelación, especialmente conociendo la magnitud y relevancia de estos eventos. La Ultrabike se ha celebrado durante una década, prácticamente con el mismo recorrido y en las mismas fechas. Sin embargo, este año no se autoriza. Y con ello, se mancha el buen hacer de tantos años por parte de la organización, se pierde la confianza de los participantes —difícil de recuperar—, y se tira por la borda el esfuerzo de meses.

Porque, por mucho que se celebre más adelante, lo perdido ya no se recupera: ni el trabajo de la organización, ni el tiempo y los recursos invertidos por los más de 400 participantes.

Ojalá esto sirva de punto de inflexión. Ahora que tenemos estrategias de futuro en marcha para avanzar en sostenibilidad, lo que no puede repetirse son situaciones tan insostenibles como la de este fin de semana.

Quiero terminar enviando mucho ánimo a los organizadores, especialmente a Félix y Jessica, y desear que pronto se anuncie una nueva fecha. Estoy seguro de que, cuando llegue, los participantes podrán disfrutar de una prueba espectacular en una isla única.

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